España es un país que está en decadencia. La incultura que reina cada
día se incrementa más por culpa de los valores de nuestra sociedad. Y es que
hoy en día se deprecia la cultura, no se premia ni se valora la inteligencia y
parece ser que la única manera de llegar a algo es mediante la corrupción y la chabacanería.
Cada día miles de personas se sientan delante del televisor para ver
programas en los que se realza la chabacanería. Está de moda insultar,
mentir y contar sórdidos problemas
privados en la televisión. En estos programas hay personas que viven del
cuento, sin aportar nada a la sociedad, sin hacer nada productivo. Pero lo peor
de esto es que estos programas son con diferencia los que más gustan a la
gente, y he aquí la prueba: ¿Quién no conoce a Belén Esteban? Pero por lo
contrario, ¿Acaso alguien sabe quien ha ganado el premio Nóbel de la paz? No,
esas cosas carecen de interés. Pasaron a la historia los días en que había
programas de calidad, de contenido informativo. Tan solo una pequeña parte de
la sociedad se sienta en su salita de estar para ver un documental o un
programa cultural.
Por si esto fuera poco, contamos con unos políticos que poco hacen por
mejorar nuestra situación. La corrupción se extiende como la peste por nuestras
instituciones. Políticos, empresarios y una larga lista de respetables
personalidades roban, mienten y manipulan. Por cada persona que pierde el
trabajo, en algún lugar hay un banquero frotándose las manos, esperando ansioso
el momento de dejarle en la calle y no darle la oportunidad de rehacer su vida
por culpa de la deuda que llevará a cuestas para siempre. Por cada hombre o
mujer que se levanta a las cinco de la mañana para ganar unos míseros euros, hay
un político sin dar palo al agua ganado dos o tres sueldos. Por cada indigente
que roba un pedazo de pan para tener algo que llevarse a la boca, hay un
alcalde robando sacos y sacos de dinero del gobierno. España no está bien;
miles de familias cada día pasan apuros económicos mientras el gobierno utiliza
nuestro dinero como si fuese papel de váter.
Y es que ya está bien, la sociedad ya está harta de ser unos títeres a
los que los políticos corruptos puedan manejar cada vez que hay elecciones.
Solo nos ven como votantes, como números a los que hay que hacer un poco la
pelota durante unos días hasta que llegue el día en el que hay que votar. Solo
sueltan promesas vanas, vacías, sin decir nada. ¡Basta ya de tanta tontería!
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